Donald Trump acusó este domingo al FBI y al Departamento de Justicia de haber guiado mal a las cortes para buscar la autorización de vigilancia a un ex asesor de campaña del mandatario, quien fue acusado de colaborar y conspirar con el gobierno ruso.
El presidente se refirió a la publicación de documentos que en su momento estuvieron clasificados como alto secreto, relativos a las escuchas telefónicas a Carter Page, consejero de política exterior a quien el FBI señaló como un recluta del Kremlin.
«Como siempre, están ridículamente censurados, pero confirman con poca duda que el Departamento de ‘Justicia’ y el FBI despistaron a las cortes. ¡Cacería de brujas corrupta, una mentira!«, se quejó Trump en su cuenta de Twitter.
Los documentos fueron entregados al New York Times y a otros medios de comunicación que presentaron demandas en base a la Ley de Libertad de Información para obtenerlos. El FBI colgó más tarde los archivos en su web FOIA.
Los papeles incluyen una solicitud de octubre de 2016 al Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera para realizar escuchas a Page, además de varias solicitudes de renovación, según el reporte del Times. Es muy inusual que se publiquen documentos relacionados con solicitudes para este tipo de actividades de FISA, por lo que Trump felicitó a las partes que realizaron el pedido.
Aunque los documentos tienen partes censuradas, los párrafos visibles muestran que el FBI dijo a la corte de inteligencia que Page «ha estado colaborando y conspirando con el gobierno ruso». La agencia dijo también al tribunal que «el FBI cree que Page ha sido objeto de reclutamiento selectivos por parte del gobierno ruso». El ex asesor ha negado ser un agente del Kremlin.
Tras la censura del documento, el Times reportó que la solicitud para escuchar a Page incluyó la frase parcial: «… socavar e influir en el resultado de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 violando la ley estadounidense».
La vigilancia a Page se convirtió en un asunto polémico entre legisladores republicanos y demócratas a principios de año. Los republicanos alegaron que el FBI había abusado de su poder para llevar a cabo este tipo de prácticas y que obtuvo la orden de forma indebida, una acusación que los demócratas rechazaron mientras ambos bandos calificaron los documentos, que seguían siendo secretos, de una forma diferente.
Legisladores opositores acusan a la Casa Blanca y a los republicanos de querer realmente desestabilizar al fiscal especial Robert Mueller, que ya lleva un año investigando la posible colusión entre Moscú y el equipo de campaña de Trump para ganar los comicios de 2016.
En tanto, Trump insistió este domingo en que su campaña presidencial fue «espiada ilegalmente» en favor de la candidatura de Hillary Clinton.