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El humorismo, una profesión seriamente amenazada en Venezuela

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La masacre ocurrida el pasado miércoles en París, en contra de los periodistas e ilustradores del semanario Charlie Hebdo, ha sumido al planeta entero en estupor. Muy especialmente a quienes comparten el riesgoso oficio de comunicar enfrentando los rigores de la intolerancia y las mordazas impuestas por el autoritarismo.

Los crímenes contra la libertad de expresión afectan a todos por igual. La sola idea de que por manifestar una opinión o profesar un pensamiento cualquier persona pueda ser víctima incluso de muerte, es aterradora.

Y en Venezuela, quienes ejercen el humor conocen bien los rigores de la intolerancia de aquellos que están en el poder. Cierre de medios, despidos, hostigamiento, procesos penales, buscan apagar las voces de quienes sólo pueden defenderse con sus lápices.

Entre las múltiples manifestaciones de apoyo a la tragedia de Charlie Hebdo, quizás la que mejor resume el sentimiento de los humoristas nacionales es la viñeta del emblemático Pedro León Zapata, publicada este jueves en el diario El Nacional, cuya leyenda reza: “Pierde su tiempo el fanatismo: puede matar humoristas, pero el humor es inmortal”.

Callar medios no calla voces

La periodista y caricaturista Rayma Suprani, tras una dilatada carrera en el diario El Universal, luego de la venta de este periódico fue despedida en septiembre de 2014 a causa de la orientación crítica de sus caricaturas diarias contrarias a la nueva línea editorial del medio.

Suprani asegura ser la única caricaturista venezolana que conoció la redacción de Charlie Hebdo y en una entrevista concedida al portal Runrun.es aseguró que lo ocurrido le resulta doloroso. “Los caricaturistas nos hemos enfrentado al poder […] pero ahora aparece este monstruo llamado fundamentalismo religioso […] que hoy concreta una barbarie absoluta, que es el asesinato de todos estos compañeros”.

“Cuando uno hace caricaturas –declaró– es una pluma comprometida, absolutamente comprometida con la libertad de todos. También pienso que hay que seguir adelante […] seguir trabajando en pro de las libertades, en pro de la paz y en pro de un mundo donde las diferencias no se resuelvan con sangre sino con tinta”.

El caso de Suprani no es aislado. El pasado agosto, Eduardo EDO Sanabria abandonó las páginas del diario El Mundo, igualmente luego de que éste cambiara su línea editorial tras su venta. Y los últimos años han visto numerosas sanciones y multas al diario Tal Cual a causa de su editorial de los viernes, “Humor en serio”, escrito por Laureano Márquez, a quien se le ha querido seguir procedimientos penales.

“Se está censurando la libertad de expresión”

El multimediático Luis Chataing recibió su dosis el pasado mes de junio, cuando fue despedido del canal de televisión Televen y suspendido su late night show “Chataing TV”.

Crítico desde siempre, al parecer la gota que rebasó el vaso del régimen de Nicolás Maduro fue un programa, el último vale decir, en el cual Chataing satiriza la fabricación de pruebas para inculpar inocentes.

Este puede ser visto siguiendo este enlace:

Al preguntársele acerca de si en Venezuela se está amordazando al humorista, Chataing expresó a DIARIO LAS AMÉRICAS: “Se está censurando la libertad de expresión, la disidencia, el humor, el pensamiento crítico. El pensamiento distinto se está apagando para manipular la información que le llega al venezolano”.

Sin embargo, agrega que “no todos los humores están siendo censurados. Los humores críticos son los que están siendo señalados. El trabajo de Laureano [Márquez], el trabajo de los caricaturistas, cualquier señalamiento con un toque de inteligencia que ponga a la gente a pensar y pueda generar crítica es peligroso para un Gobierno autoritario”.

“Los canales de expresión son cada vez menos. Yo me considero un superviviente de la radio; ahora, soy tremendamente consciente de que esto me puede durar 24 horas. Lo que le provoque al Gobierno o la necesidad que tenga el Gobierno de generar una cortina de humo”.

“Todos somos Charlie”

“El humor es peligroso. Un solo chiste puede llevar un mensaje más fuerte que 30 cadenas [transmisiones conjuntas de radio y televisión] de Nicolás Maduro”.

Tal afirmación la hace Carlos Sicilia en entrevista exclusiva para DIARIO LAS AMÉRICAS. Casi 40 años ejerciendo el humor en medios impresos –como periodista e ilustrador–, audiovisuales –guionista, productor y presentador–, y stand up comedian en Venezuela, le otorgan experiencia más que suficiente para analizar por qué se persigue al humor.

“El rol del humorismo en los medios es distinto en una democracia y en una dictadura. En democracia, es un rol como de guía ya que, bien llevado, funge de conciencia social y puede ejercer un llamado de atención capaz de modificar tendencias de la opinión pública. En dictadura es una labor más riesgosa. Las dictaduras odian a las ideas en general porque en una dictadura las únicas ideas válidas son las del dictador y su séquito. Y las ideas provenientes del humorismo son un producto refinado y harto peligroso para los intereses de un régimen político cuya naturaleza sea poco democrática».
Explica Sicilia que en el país no sólo se censura al humorismo crítico.  “Todos los bastiones del humor se han visto afectados o incluso desmontados. Instituciones humorísticas sagradas, como “Radio Rochela” [una especie de “Saturday Night Live” venezolano con casi 50 años de transmisión] fueron arrancadas de cuajo. Es muy triste lo que está pasando en Venezuela”.

Al indagar, como humorista de renombre, si ha sido víctima de la censura, expresa que no directamente “pero sí de manera indirecta, al irnos quedando todos los profesionales del humor cada vez más con menos fuentes de trabajo. Ahora bien, en relación a eso de llamarme humorista de renombre me imagino que usted lo dice
porque desde este Gobierno seguramente me han «renombrado» la madre varias veces, como a todos los demás que le hacíamos chistes a Chávez y actualmente se los hacemos Maduro”.

Con relación al atentado ocurrido en París al semanario Charlie Hebdo, le preguntamos si todos somos Charlie. “Sí –asegura enfático–, todos somos Charlie excepto algunos musulmanes locos que no parecen Charlie Hebdo sino «Charlie Manson».

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