El Clásico suele dejar a un equipo reforzado y a otro tocado. El de este sábado en el Santiago Bernabéu no hizo más que confirmar el buen momento del Real Madrid, que sigue firme y sólido, y la crisis del Barcelona, que tras quedarse al borde de la eliminación en la Champions, ahora ve como los blancos le asestan otro duro golpe y además le arrebatan el liderato de LaLiga.
Como el fútbol es un estado de ánimo, que decía Jorge Valdano, el Real Madrid jugó con el suyo y con el de su rival. Se medían un equipo con todo ganado el año pasado, con la tranquilidad de una temporada estable y con la certeza de que este Clásico nada cambiaría frente a un equipo con urgencias, las de la terrible pasada campaña y las de esta, con el varapalo reciente de la Champions.
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