Según este periódico, el detenido, David Dwayne Perry, se encontraba hospitalizado en la sección de salud mental del hospital el pasado día 24 de enero cuando utilizó uno de los teléfonos del centro para llamar al número de emergencias 911.
Al contactar con el operador, Perry le explicó que su intención era bombardear la Casa Blanca y asesinar al presidente.
El contenido de la llamada fue denunciado a los servicios secretos estadounidenses, que encargaron a un agente que investigase las amenazas y finalmente determinaron la detención de Perry.
Según el Casper Star-Tribune, el detenido se negó a ser entrevistado por el agente que investigaba las amenazas.
Perry compareció este lunes por primera vez ante un juez de Cheyenne, quien determinó que se le volviese a ingresar en un centro de salud mental durante cuarenta y cinco días para que se le realice un examen psiquiátrico y se determine si se encuentra en disposición de afrontar un proceso judicial.
Las amenazas de muerte al presidente se castigan con penas de hasta diez años de prisión en Estados Unidos.
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