La decisión de Trump la anunció el secretario de Defensa, Marck Esper, en una cadena de televisión estadounidense en que la que reveló que «hablé con el presidente después de conversar con el resto del equipo de seguridad nacional y me indicó que comenzáramos a retirar deliberadamente las fuerzas del norte de Siria».
Esper, que 48 horas antes había dicho que «nunca abandonaremos a nuestros aliados», calificó la situación de sus tropas de «insostenible» y la justificó argumentando que «en las últimas 24 horas hemos entendido que Turquía pretende extender su operación más al sur de los planeado originalmente y al oeste» y que sus exaliados de las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), después de ser abandonados, «buscan un acuerdo con los sirios y rusos para contraatacar a los turcos». EE.UU. retira a sus mil hombres del norte de Siria, aunque es una incógnita si sacará también del país a los cientos de soldados desplegados en Tanf, en plena frontera con Irak y Jordania, según publicó el diario español ABC.
Trump acompañó el anuncio de la retirada con una serie tuits en los que defendió que «es de listos no involucrarse, por una vez, en los intensos combates que están ocurriendo en la frontera turca. Quienes nos provocan para seguir combatiendo son aquellos que nos metieron en las guerras en Oriente Próximo» y quiso zanjar cualquier debate diciendo «Otros pueden querer entrar y luchar a favor de un lado o de otro. ¡Que lo hagan! Estamos supervisando la situación». El presidente anunció «poderosas sanciones» contra Turquía debido a la ofensiva «Manantial de Paz», pero lo que le piden sus exaliados es la declaración de una zona de exclusión aérea.
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