Luis Florido es uno de los más de diez diputados opositores a los que el régimen de Nicolás Maduro les allanó la inmunidad parlamentaria por haber apoyado la Operación Libertad lanzada el pasado 30 de abril por el presidente interino de Venezuela Juan Guaidó.
Tras el secuestro de Edgar Zambrano, vicepresidente de la Asamblea Nacional (AN), de mayoría opositora, el parlamentario decidió refugiarse en Colombia. Pero la persecución en su contra llegó incluso a tierra colombiana. En una entrevista al diario venezolano El Nacional, Florido denunció que agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) intentaron secuestrarlo en Medellín.
Según confió a ese medio, el plan estuvo dirigido por el inspector Virgüez, alias «Hellboy».Los enviados del Sebin lo siguieron desde Cúcuta a Medellín. Viajaron en el mismo avión, lo siguieron y le tomaron fotografías. Alertado sobre esta situación, las autoridades colombianas desplegaron un operativo de seguridad para resguardarlo.
El legislador opositor sostuvo que estuvo con custodia hasta el pasado lunes, cuando llegó a Miami, desde donde viajó luego a Madrid para participar el miércoles en un encuentro de la Comisión de Política Exterior con embajadores europeos.
Pese a la persecución y amenaza de la dictadura chavista, una vez que termine de cumplir sus compromisos en la capital española, regresará a Colombia, desde donde ayudará a Guaidó en todo lo que se necesita en materia internacional.
Luego de que la Justicia chavista le quitara la inmunidad parlamentaria y sufriera el acoso de los agentes del Sebin, Florido reconoció que ya nada le sorprende de la dictadura de Maduro: «Uno espera lo peor de un régimen que lanza a un concejal desde el piso 10 de un edificio, que aplica la tortura, que les arranca las uñas, les apaga cigarrillos en el cuerpo y golpea con bates rellenos de foami a los militares y civiles que están presos. Para mí no fue sorpresivo que lo hicieran, sencillamente me tocó mi número en esta oportunidad».
El diputado de Voluntad Popular (VP) también se refirió a las amenazas de las fuerzas chavistas contra su persona, su familia y entorno: «Me mataron a un escolta, me colocaron flores en el carro después, tengo dos amenazas de muerte, me anularon el pasaporte, retuvieron a mi hija en pleno proceso de negociación (…) Este es un régimen que está dispuesto a hacer muchas cosas, incluido asesinar diputados».
Explicó, además, la decisión de su familia de permanecer en el país, a pesar de las amenazas: «Mi esposa se negó a abandonar la casa por una razón de conservación, para evitar que fueran a mi casa en Barquisimeto y sembrarán armas, como le hicieron a Roberto Marrero y a Gilber Caro. El asedio con esbirros fuera de mi casa ha sido constante, con mensajes de amenazas pintados en las paredes, como una manera también de aterrorizar, pero no ha habido una llamada directa hacia ella».
Por su parte, aclaró que no pedirá asilo en Colombia: «Yo no voy a pedir asilo. No tengo un lugar fijo todavía, en este momento estoy a resguardo fuera del país, pero en cualquier momento entro por cualquier parte».
Durante la entrevista con El Nacional, Florido analizó cómo incide el contexto internacional en la crisis venezolana y las posibles vías para alcanzar la caída del régimen.
En esa línea, destacó los papeles de la Unión Europea y el Grupo de Lima, y que China se haya plegado a la idea del Grupo de Contacto. No obstante, resaltó que todavía «hay mucho que hacer con Rusia»: «Para que termine de entender que sus inversiones pueden estar más seguras con nosotros que con el régimen, le quite el soporte a Maduro y este se quede debilitado y solo con Cuba. Un posible gobierno de la alternativa democrática va a trabajar en tener una política exterior abierta al mundo, basada en los intereses de los venezolanos».
Respecto a las opciones que quedan para sacar al dictador, reconoció que la ideal sería una negociación, aunque recordó que el régimen nunca cumplió su palabra cuando se sentó a conversar. «El segundo es el reconocimiento de la Fuerza Armada Nacional a Guaidó (…) y el tercer escenario es la intervención a través de la cooperación internacional». Si bien no la descartó, aclaró que la idea de una intervención «no es lo que queremos porque tendría consecuencias importantes».
«El encarcelamiento de Juan Requesens, Caro y Marrero lo que demuestra es que el régimen ha decidido salir como terminó saliendo Benito Mussolini de Italia», concluyó.
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