Desde mediados del año pasado, cuando los precios del barril de petróleo empezaron una espiral descendente, Venezuela, dueña de las mayores reservas de crudo del planeta, acusó a Estados Unidos de llevar a cabo una «estrategia para inundar el con su producción de crudo de esquisto».
«El incremento desmesurado del ‘fracking’ tiene un propósito político: ocasionar la caída de los precios y, a la vez, afectar las economías de países exportadores de hidrocarburos como Irán, Rusia y Venezuela», se lee en una nota de la agencia estatal de noticias AVN sobre el foro que se llevará a cabo en Caracas.
Los altos precios del crudo masificaron el método de fracturación hidráulica para extraer petróleo y del subsuelo, pero ante el descenso de su cotización en los meses recientes muchos proyectos han sido suspendidos.
En el de la exposición «Fucking Fracking» -en español «maldita fracturación»- organizada por la alcaldía oficialista de Caracas, se ve un corazón humano percudido de crudo y desde cuya aorta asoman hojas secas.
Durante el foro también se presenta la obra de teatro «Sabotaje petrolero» del cineasta uruguayo, nacionalizado venezolano, Alberto Rowinsky.
Presionado por la baja en los ingresos petroleros -de donde provienen 9 de cada 10 dólares que entran a la economía venezolana-, el presidente Nicolás Maduro realizó a principios de 2015 una gira por países productores de crudo, pero su pedido de recortar la producción no tuvo eco.
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