La Iglesia católica llamó este sábado a los venezolanos a no dejarse manipular y tomar la iniciativa para salir de lo que llamó una «noche oscura», en referencia a la grave crisis socieconómica de la que culpa al gobierno.
Durante una llamada «misa de la esperanza», el cardenal Baltazar Porras denunció que Venezuela está azotada hoy por «la inseguridad, la falta de lo más elemental, la imposibilidad de llevar el alimento al hogar o poder socorrer en la enfermedad al que sufre».
Pero «en medio de esta noche oscura mantenemos viva la luz de la esperanza evangélica que nos dice: levántense, alcen la cabeza que se acerca su liberación», señaló el prelado en su sermón ante unos 1.500 asistentes en una plaza en el feudo opositor de Chacao, en Caracas.
El episcopado venezolano es un fuerte crítico del gobierno socialista de Nicolás Maduro, al que tilda de «dictadura».
Parafraseando al papa Francisco, Porras instó a no dejarse «robar la esperanza» ni la «iniciativa» para salir de la crisis, que empujó a 2,3 millones de venezolanos a emigrar desde 2015, según la ONU.
«No nos dejemos manipular por las medias verdades ni por los ofrecimientos vanos que son pan para hoy y hambre para mañana», remarcó el jerarca en el acto al que asistió el nuncio apostólico Aldo Giordano.
«El ejemplo de lo que somos capaces de hacer por nuestros propios medios es la mejor bofetada a quienes tienen la obligación de dárnoslo y nos lo niegan. Ese es el empoderamiento que necesitamos para ser auténticos ciudadanos y mejores cristianos», añadió.
Maduro, quien se alista para iniciar un segundo mandato el próximo 10 de enero, acusa a la Iglesia católica venezolana de abandonar su misión pastoral para convertirse en un adversario político más, y ha llegado a llamar «diablos con sotana» a algunos de sus líderes.
Previo a la misa, que fue convocada por la Arquidiócesis de Caracas, hubo una corta procesión que no estuvo exenta de la pugnacidad política.
«Esto es un acto político, no una procesión», dijo en el lugar Marleny Vanegas, una chavista de 80 años, al denunciar el acto religioso como una manifestación opositora.
«La fe es un refugio ante la represión desmedida que estamos sufriendo. La bota militar nos está oprimiendo cada vez más», comentó a su vez Rosibel Torres, de 57 años, quien cargaba una bandera venezolana con la señala de socorro «SOS».
Add Comment