A medida que se acerca la hora de comenzar la nueva temporada, tantos jugadores, incluido el propio alero estrella LeBron James, que entró de llenó en la polémica de la crisis con China, no quieren hablar ya más del asunto y aseguran que su única preocupación es la competición.
James, que calificó al gerente general de los Rockets de Houston, Daryl Morey, como «poco informado» de lo que sucedía en China cuando dio a conocer un tuit en el que apoyaba el movimiento democrático antigubernamental en Hong Kong, ha sido el primero en decir que no va a comentar más sobre el asunto y solo se centrará en la lucha por darle a su equipo de Los Angeles Lakers un título de liga.
Sus declaraciones cuestionando los conocimientos y el derecho de «libertad de expresión» de Morey le ha generado todo tipo de críticas a través de las redes sociales en las que lo han definido como el clásico deportista que puede opinar de «todo» cuando quiera y como quiera.
Pero siempre que para nada ponga en peligro los millones de dólares que gana con la venta de su imagen y productos que promociona, como sucede con la crisis de China.
«No tenía una idea que se pudiese dar ese tipo de reacción», comentó James, quien después de reiterar que no quería ofender a nadie, dijo que no comentaría más sobre el asunto.
James recordó que su obligación era hacer todo lo posible para luchar por un título de liga porque era el líder del equipo y tenía esa responsabilidad.
«Quiero ser el capitán de este equipo e intentar descubrir cómo podemos ganar un campeonato», comentó James cuando se le preguntó si buscaba más información sobre las protestas antigubernamentales en Hong Kong. «Ese es mi objetivo principal en este momento. Ya hablé del asunto el martes y no lo volveré a tocar porque será algo que no beneficia para nada a mis compañeros, y no somos políticos».
Por su parte, el entrenador de Los Angeles Clippers ha sido el más coherente desde el principio que surgió la crisis y el que mejor la definió al defender que Morey tenía todo el derecho a la libertad de expresión, como cualquier otro profesional dentro de la NBA, como había defendido el comisionado Adam Silver.
«Lo que también tenemos que tener claro es que ese derecho de expresión en el caso de China ha dejado consecuencias que entre todos debemos superar», explicó Rivers.
Mientras los jugadores de los Nets de Brooklyn, quienes al igual que los Lakers llegaron a China en plena crisis para disputar dos partidos de exhibición, dijeron que lo único que deseaban del asunto era pasar página y centrarse por completo en la competición de cara a la nueva temporada, que comienza la próxima semana.
Además, ahora que tienen como nuevo dueño al taiwanés canadiense Joe Tsai, han conocido de primera mano que en China hay muchos asuntos que no pueden tocarse, y uno de ellos es el estatus político de Hong Kong.
Harris también les «aconsejó» que su responsabilidad y misión como profesionales es la de darlo todo en el campo y conseguir el máximo de triunfos para el equipo.
Tampoco esta noche en Houston, ni los jugadores de los Rockets, que se enfrentaron a los Spurs de San Antonio, ni Morey, hicieron ningún comentario o mención sobre la crisis con China y las declaraciones de James sobre los «conocimientos» del directivo del equipo tejano.
El entrenador de los Spurs, Gregg Popovich, que desde un principio no quiso opinar del asunto, pero defendió la manera como Silver había gestionado la crisis con China, ni antes ni después del partido que su equipo ganó a domicilio por 114-128 ante los Rockets, se refirió a la polémica que ya le ha costado a la NBA la pérdida de muchos millones de dólares en ingresos.
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