Una vez más, la Policía de Nicaragua reprimió a un grupo de manifestantes que protesta contra el régimen de Daniel Ortega al finalizar el tradicional viacrucis del Viernes Santo en las afueras de la Catedral Metropolitana de Managua.
Las fuerzas antidisturbios realizaron disparos preventivos y lanzaron bombas aturdidoras y de gases lacrimógenos para dispersar al grupo de manifestantes, en su mayoría jóvenes, que paralizaron de forma temporal el tráfico de vehículos en una calle a un costado de la Catedral, donde se refugiaron.
Personas vestidas de civil y ocultando sus rostros con cascos de motocicletas tiraron piedras adentro del templo.
En tanto, algunos jóvenes respondieron la represión con piedras.
Los incidentes ocurrieron tras finalizar el tradicional viacrucis del Viernes Santo, en el que participaron miles de nicaragüenses, incluido niños, mujeres y ancianos.
Tras culminar la procesión, decenas de jóvenes comenzaron a ondear banderas de Nicaragua y cruces de maderas con los nombres de los fallecidos en el contexto de las protestas que estallaron hace un año.
También gritaron consignas en la que exigieron la libertad de los denominados «presos políticos» y justicia para las víctimas que han dejado las protestas callejeras.
«Viva Nicaragua libre», «Libertad para Nicaragua», «Democracia sí, dictadura no», corearon los manifestantes, entre otros mensajes contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, mientras cantaban el himno nacional y música testimonial.
Posteriormente, abandonaron el atrio de la Catedral de Managua y, cargando banderas de Nicaragua y cruces de madera, se dirigieron a una calle a continuar con la protesta, donde retuvieron de forma temporal vehículos.
Minutos después acudieron al lugar al menos diez patrullas cargadas con policías que realizaron detonaciones con sus armas para dispersar a los manifestantes.
Los bomberos voluntarios de la Brigada de Intervención Rápida asistieron a una menor de edad que sufrió un ataque de histeria y se desmayó al escuchar las detonaciones, sin consecuencias, según dijo a periodistas uno de sus portavoces.
Durante la procesión, que transcurrió sin incidentes, un grupo de jóvenes, en su mayoría con sus rostros cubiertos, desplegó banderas de Nicaragua, símbolo de las protestas contra Ortega.
Otros desplegaron la bandera cerca de la imagen de Jesús sacrificado, algunas con manchas color rojo, simulando sangre, en memoria de los cientos de muertos que ha dejado la crisis, y otros con el escudo hacia abajo en señal de auxilio.
Durante la procesión, los «autoconvocados», como se llama a los manifestantes pues no siguen directrices partidistas, se solidarizaron con los considerados presos políticos por la oposición.
La procesión fue encabezada por el cardenal nicaragüense, Leopoldo Brenes, quien pidió a Jesús que «no permita que los fuertes se complazcan en las injusticias».
La opositora Unidad Nacional Azul y Blanco pidió en la víspera a los nicaragüenses participar en las celebraciones religiosas de la Semana Santa como acto de rebeldía y como una forma de preservar la seguridad de los manifestantes.
Durante la jornada, el periodista Sergio León denunció que fue retenido por oficiales de la Policía, que asediaron la emisora independiente La Costeñísima que él dirige en el municipio de Bluefields, cabecera de la Región Autónoma del Caribe Sur (RACS).
«Estuve retenido por unos minutos, pero ya estoy bien», dijo el comunicador, que publicó en sus redes sociales un video en el que se observan dos patrullas con decenas de policías en las afueras de la radio La Costeñísima.
El Mecanismo de Seguimiento de Nicaragua (Meseni), de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), dijo en un tuit que «respetar la libertad de expresión y la labor periodística en #Nicaragua es urgente».
ha dejado 325 muertos desde abril de 2018, de acuerdo con la CIDH, aunque algunos grupos elevan a 568 las víctimas mortales, mientras que el Ejecutivo solo reconoce 199 y denuncia un intento de golpe de Estado.
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