El pasado 12 de febrero, a un año del inicio de las marchas antigubernamentales, Maduro aseguró que había neutralizado un supuesto nuevo intento golpe de Estado y responsabilizó a la oposición. “En el día de ayer y en el día de hoy, hemos desarticulado un atentado contra la democracia, contra la estabilidad de nuestra patria. Se trata de un intento de utilizar a un grupo de oficiales de la aviación militar para provocar un hecho violento, un atentado, un ataque”, dijo en un discurso televisado.
El primer anuncio de este tipo lo había realizado el 23 de enero de 2013, catorce días después de asumir en el cargo, cuando señaló que grupos infiltrados pretendían matarlo a él y a Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional.
Estas denuncias tienen como precedente otras 63 realizadas por el fallecido Hugo Chávez durante sus 14 años de Gobierno. Y como vicepresidente, Maduro también había alertado sobre planes conspirativos al menos en tres oportunidades.
Entre las 16 acusaciones que hizo Maduro durante su gestión, advirtió sobre la contratación de sicarios, ataques terroristas, gestación de golpes de Estado y hasta intentos de “inducción” de enfermedades. Además, el 28 de agosto de 2013 aseguró que de lograrse un complot que atente contra su vida, esa acción despertaría al pueblo y provocaría “una guerra civil”.
La semana pasada, el gobierno venezolano anunció que había desactivado un supuesto plan golpista con el nombre de “plan Jericó” y donde, además de una serie de oficiales de aviación, algunos ya detenidos, estaban involucrados varios opositores.
Los señalados como “autores intelectuales” de este supuesto ataque fueron el diputado opositor Julio Borges y el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma. Y afirmaron que estaban dirigidos desde Washington, acusación rechazada por el Ejecutivo de Barack Obama, y que planeaban atacar con aviones militares que saldrían desde bases extranjeras, entre otros, el palacio presidencial para acabar con la vida del presidente venezolano.
Bajo esa denuncia, Antonio Ledezma fue detenido por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia e imputado el viernes por la Fiscalía por la supuesta conspiración.
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