Antonio María Delgado
adelgado@elnuevoherald.com
Analistas dijeron que se trata de una vieja estrategia chavista de violencia y amenaza elevada a nuevos niveles de crudeza, que por un lado busca calmar los temores dentro de sus propias filas ante su evidente pérdida de popularidad y que por el otro pretende incrementar el miedo entre la oposición.
La estrategia está siendo aplicada ante una clara disminución en la capacidad de convocatoria del chavismo, explicó desde Londres Diego Moya-Ocampos, analista senior para América Latina de IHS Global Insight.
“El gobierno se está dando cuenta de que está perdiendo la calle; se está dando cuenta que está perdiendo su capacidad de movilización, que es algo que había caracterizado el chavismo”, explicó Moya.
“Y cuando se aproxima una elección tan importante como las elecciones parlamentarias, que van a servir de termómetro para definir, no solamente la popularidad de la oposición, que es algo que muchos sectores del país quieren ver, incluyendo a los militares […] Maduro recurre a una estrategia que ha sido bastante usada en el pasado, que es salir a incrementar la polarización, que es lo que estamos viendo ahorita”, agregó.
Esa polarización busca tratar de movilizar a una militancia que ha comenzado a perder fe en el chavismo debido al impacto que ha tenido sobre la población la escasez de productos que afecta el país.
Pero la estrategia también busca perseguir a la disidencia en un intento de neutralizar sus esfuerzos por realizar una campaña electoral coherente.
Venezuela tiene previsto realizar elecciones parlamentarias en la segunda mitad de este año, en un escenario que podría darle a la oposición el control del cuerpo unicameral.
Según los analistas, la pérdida del control dentro de la Asamblea Nacional bajo el actual clima político propinaría un duro golpe para las aspiraciones del chavismo de mantenerse en el poder.
“Encarcelas a [Antonio] Ledezma, pones a correr a [Julio] Borges [del partido Primero Justicia], y así evitas que puedas organizar una elección porque estás corriendo”, explicó Moya.
Maduro, cuya popularidad ronda por debajo del 20 por ciento, lleva ya más de un año recurriendo a la represión para tratar de contener el creciente descontento generado por el cada vez mayor desabastecimiento de productos básicos derivado del colapso de su modelo petro-populista.
Pero el gobernante recrudeció las operaciones en las últimas semanas con el arresto del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, quien engrosó la lista de dirigentes opositores encarcelados, que también incluye al máximo dirigente del partido Voluntad Popular, Leopoldo López.
Y haciendo anuncio de una extraña conspiración para matarlo, que contempla el uso de un avión de guerra que presuntamente saldría de alguna isla del Caribe para bombardear el palacio presidencial y otros edificios claves del gobierno, Maduro incrementó sus ataques contra Washington, ordenando medidas para limitar la presencia de funcionarios estadounidenses en territorio venezolano y la adopción de un sistema de visado obligatorio para ejercer mayor control sobre los ciudadanos de Estados Unidos que viajan al país sudamericano.
En declaraciones hechas el sábado, Maduro dijo que tomaba esas medidas porque el gobierno estadounidense estaba promoviendo el presunto golpe de Estado en su contra.
“Se acabaron las reuniones conspirativas de estos funcionarios”, manifestó en un discurso transmitido en cadena obligatoria de radio y televisión.
“Lo he pensado bien y vamos por partes. En primer lugar le he ordenado a la canciller, Delcy Rodríguez, que proceda de inmediato, de acuerdo a la Convención de Viena […] a revisar, reducir, adecuar y limitar el número de funcionarios”, manifestó.
El lunes, el gobierno venezolano anunció que le había dado al gobierno estadounidense un plazo de dos semanas para retirar el 80 por ciento de su cuerpo diplomático en el país.
Moya insistió en que esos anuncios forman parte de una vieja estrategia electoral del chavismo de perseguir a la oposición y a los medios de comunicación con la proximidad de los procesos electorales.
“Lo que pasa en este momento es que el gobierno ha venido degradándose y por supuesto ha sido mucho más intensa la persecución. Ya no cabe una persecución menos acentuada del pasado porque los problemas del país son hoy mucho más graves”, explicó.
También incide en que el gobierno se siente muy incómodo viendo cómo la escasez de productos continuaba acaparando la atención de la opinión pública.
Es por ello, que la estrategia también busca que la oposición se incline a argumentar conceptos más abstractos de preservación de la democracia y las violaciones de los derechos humanos, los cuales tienen una menor incidencia sobre el tradicional electorado chavista.
Para el analista político Orlando Viera, la principal preocupación de Maduro es la gradual pérdida de respaldo de los sectores de la población que tradicionalmente han acompañado al chavismo.
“Al verse con una aprobación [sobre su gestión] que no pasa del 15 por ciento y un respaldo popular [al chavismo] que ahora está entre el 20 y el 30 por ciento [en vez del 55 por ciento durante el mandato de Chávez], Maduro teme sensiblemente la situación en la calle, sabiendo ahora que ya no le pertenece”, dijo Viera desde Toronto.
“Ya un 65 por ciento del ala chavista manifiesta que no estaría dispuesta a salir a defender una revolución presidida por Maduro. Entonces la manera que él ha conseguido para neutralizar el descontento en la calle es elevando el tono represivo”, indicó.
Pero la represión también busca enviarle un mensaje al estamento militar. Al denunciar la presunta conspiración contra su régimen, Maduro mostró grabaciones de oficiales encarcelados brindando testimonios que líderes de la oposición dijeron que fueron tomados bajo tortura.
Viera dijo que es un mensaje de intimidación dirigido a otros militares que podrían también estar sintiendo descontento con el rumbo del país.
“Es un mensaje para todos aquellos sectores militares que quieran apartarse del camino revolucionario advirtiéndoles que si lo hacen van a eventualmente a sufrir el escarmiento de la revolución”, explicó.
Siga a Antonio María Delgado en Twitter:@DelgadoAntonioM
Add Comment