Los regímenes de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia están organizados para permanecer indefinidamente en el poder, contra la voluntad de sus pueblos e ignorando el repudio internacional. Derrotados por la voluntad ciudadana, arrinconados por protestas populares, con crisis de las que son autores, hundidos en corrupción y narcotráfico, su gestión es una diaria cadena de delitos que ejecutan y encubren usando el poder político. Los dictadores castrochavistas envían desde hace mucho tiempo el mensaje inequívoco que dejaran el poder solo de la manera en que lo ejercen: por la fuerza.
Ninguna acción política o democrática interna o internacional ha logrado cambio alguno en la decisión de detentar el poder a perpetuidad de los regímenes del castrochavismo. Los Castro y su entorno en Cuba son los jefes del sistema transnacional montado desde que Hugo Chávez entregó el petróleo y la riqueza de Venezuela que han usado para empoderarse, logrando las dictaduras de Nicolás Maduro en Venezuela, Daniel Ortega/Murillo en Nicaragua y Evo Morales en Bolivia. Han perdido influencia y sufren el impacto del retorno a la democracia de Ecuador.
La dictadura de Cuba es el caso mas destacado y trágico con sus casi sesenta años de oprobio, que ahora busca repotenciarse con la farsa de una «reforma constitucional» sin participación del pueblo. Los detentadores del poder en Cuba están viendo conveniente a su objetivo de retener el poder indefinidamente, reconocer alguna forma de propiedad privada y quitar la palabra «comunismo» de su texto, entre otros sofismas que sostienen por la fuerza.
La dictadura de Venezuela cree consolidada sus maniobras de «asamblea constituyente» y «reelección del dictador» realizadas sin participación del pueblo. Soporta una creciente presión ciudadana, Maduro se mantiene en el poder de facto pese a su destitución ordenada por la Asamblea Nacional. El número de presos políticos aumenta con la detención de militares y el dictador ejecuta ahora el viejo show cubano sesentista de «preparar al pueblo para una invasión imperialista». Grupos de paramilitares del régimen siembran terror y realizan ejecuciones extrajudiciales.
La dictadura de Nicaragua, solo en los últimos tres meses ha asesinado mas de 350 personas, mas de 1.200 heridos, cientos de presos y exiliados políticos. Para retener el poder usa el manido recurso del «dialogo» que manipula a su conveniencia mientras realiza «operaciones de limpieza» contra los defensores de la libertad con paramilitares encapuchados que torturan y matan sembrando el terror y Ortega/Murillo se declaran víctimas de un «golpe de estado» cuando el país entero pide que se vayan.
La dictadura de Bolivia acaba de ser reconocida por haber convertido el país en «la economía informal mas grande del mundo». Afronta crecientes protestas populares para que cumpla el referéndum del 21 de febrero de 2016 (21F) en el que Evo Morales perdió su pretensión de reelegirse indefinidamente, pero cuyo mandato desconoce con un fallo de sus jueces que han declarado como «derecho humano» del dictador el ser candidato y hacer fraude a perpetuidad. Grupos de encapuchados han aparecido en Bolivia declarándose defensores de Evo Morales y de su «proceso de cambio» amenazando a la ciudadanía que defiende el 21F NO es NO. El dictador Morales ha pedido «sacar a chutazos» (patadas) a los defensores del 21F y tiene en apronte sus paramilitares y cocaleros.
La salida de Ecuador del grupo dictatorial es atribuida al «error» de Correa de no reelegirse indefinidamente y poner como «candidato controlado» a Lenin Moreno que resultó liderando el retorno a la democracia en curso. El Presidente Moreno convocó referéndum y consulta popular que suprimió la reelección indefinida y está desmontando el sistema de «represión política judicializada». Ha acusado a la dictadura de Nicaragua por sus actos criminales, ha llamado a consulta a su Embajador en Bolivia y anunciado que no enviará Embajador a Venezuela.
Las acciones y la estrategia de los dictadores de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia para mantenerse por siempre en el poder son los mismos, los hechos demuestran que es «un plan de fuerza» en el que el crimen es el instrumento fundamental, el terror y la violencia sus herramientas. Castro, Maduro, Ortega/Murillo y Morales ejercen el poder por la fuerza y le están diciendo al mundo que solo lo dejaran por la fuerza.
*El autor es abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy
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