Martínez, oriundo del sector Las Morochas en el municipio Lagunillas, concedió una entrevista a El Regional del Zulia y dio detalles de la tragedia. No ocultó su felicidad por estar vivo, pero al mismo tiempo, expresó su tristeza por la muerte de sus compañeros.
Posteriormente, comentó que el 25 de septiembre de 2024 salió la barcaza con 25 tripulantes a bordo «rumbo al Bloque 1 de la Estación 10-1 en el Lago de Maracaibo a reparar unas tuberías de gas y petróleo». Sin embargo, en horas de la madrugada del jueves 26 de septiembre, los truenos y ráfagas de viento se presentaron en medio del reservorio.
«Los fuertes vientos conducían la barcaza a los pozos petroleros. El capitán decide levantar el ancla para estar en una zona lacustre más segura, pero el mal tiempo nos perseguía», narró el marinero.
A partir de allí, explicó, ocurrió la primera alerta por la inestabilidad de la barcaza. «Todos estaban afuera con sus salvavidas puestos», deslizó, al tiempo que acotó que entraba mucha agua por la popa y el estribor.
«Yo mismo llamé a los compañeros que estaban en los cuartos para que salieran porque íbamos vía al muelle y la unidad se estaba hundiendo. Les dije que se colocaran sus salvavidas», adicionó.
INTENTARON SACAR EL AGUA PERO SIN ÉXITO
A pesar de los esfuerzos para bajar los niveles de agua en la proa y el estribor, ya era muy tarde. Martínez repitió: «El mal tiempo estaba contra la barcaza, contra nosotros».
«Pedíamos que detuvieran la embarcación lacustre porque todos estábamos de acuerdo en tirarnos al agua, pero la unidad nunca paró la marcha hasta que se hundió», remarco el sobreviviente, que reconoce que intentó saltar, pero sus piernas se paralizaron.
«No pude saltar. La barcaza se inclinaba rápidamente. Yo quedé debajo de la unidad al voltearse, mientras que otros compañeros saltaron al agua, algunos se golpearon y otros murieron», describió.
Fue en ese momento que, dijo, estuvo cerca de la muerte. «Yo como pude salí debajo de la embarcación, sin desespero. Sin embargo, fue muy difícil llegar a la superficie. No entré pánico. Gracias a Dios tenía mi salvavida puesto, esa fue mi salvación. Salí como pude, poco a poco», comentó.
Al notar que se hundía la barcaza, visualizó un compresor de aire, el cual sujetó junto a otros siete compañeros para poder flotar. Después, rescatistas llegaron en tres lanchas.
«Le dije a Dios: ‘Señor ya estamos todos aquí en medio de las aguas belicosas’. Queríamos que la ayuda llegara pronto», puntualizó.
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